25 de mayo de 2012

Memoria en blanco

"Cinerama Dome, Holywood"; Hiroshi Sugimoto, 1978.



"En su serie de teatros reciclados en antiguas salas de proyección, Hiroshi Sugimoto fotografía sus interiores frontalmente a la pantalla. La sala permanece a oscuras; sólo la ilumina la misma proyección de una película. La luz reflejada en la pantalla va extrayendo de la penumbra los detalles de las molduras y las texturas de las butacas, en una exposición prolongadísima que dura lo mismo que la proyección del filme. El obturador de la cámara se abre con los primeros títulos de crédito y sólo se cierra cuando aparece el rótulo final 'The End'. Durante ese lapso de tiempo una sucesión de 24 fotogramas por segundo se impresionan sobre el negativo de Sugimoto, que al final contendrá en su memoria fotoquímica la suma de todas las imágenes. Lo paradójico es que esta proyección superpuesta que debía ser el compendio de todo, a la postre no nos deja ver nada: una simple pantalla blanca irradiando una luz vaporosa. La condensación de todos los planos nos avoca al vacío, a una memoria en blanco en la que aparentemente todo se ha borrado."
("El beso de Judas"; Joan Fontcuberta, 1997).

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